FRASES FILOSÓFICAS DE NICOLÁS MAQUIAVELO


-La naturaleza crea pocos hombres valientes, la industria y entrenamiento hace muchos.
-Cuanta más arena ha escapado del reloj de arena de nuestra vida, más claramente deberíamos ver a través de él.
-Los hombres van de una ambición a otra: primero, buscan asegurarse contra el ataque y luego, atacan a otros.
-La política no tiene relación con la moral.
-Quien desee éxito constante debe cambiar su conducta con los tiempos.
-Los hombres se conducen principalmente por dos impulsos; o por amor o por miedo.
-La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente.
-La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.
-Dios no quiere hacerlo todo, para no quitaros el libre albedrío y aquella parte de la gloria que os corresponde.
-No hay nada más importante que aparentar ser religioso.
-La mejor fortaleza que un príncipe puede poseer es el afecto de su gente.
-No son los títulos los que honran a los hombres, sino que los hombres honran a los títulos.
-No hay otra forma que protegerte a ti mismo de la adulación que hacer entender a los demás que decirte la verdad no te ofenderá.
-Los príncipes y gobiernos son mucho más peligrosos que otros elementos en la sociedad.
-El vulgo se toma siempre por las apariencias y el mundo se compone fundamentalmente de lo vulgar.
-Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos, tanto menos cuanto el beneficio es inferior a la injuria.
-Es doblemente placentero mentir al impostor.
-El primer método para estimar la inteligencia de un gobernador es mirar los hombres que tiene a su alrededor.
-Los hombres rara vez tienen el valor suficiente para ser o extremadamente buenos o extremadamente malos.
-Ante todo, ármate.
-Para entender la naturaleza de la gente, uno debe ser un príncipe y para entender la naturaleza del príncipe, uno debe ser la gente.
-Donde la voluntad es grande, las dificultades no pueden ser grandes.
-Un príncipe que no es sabio no puede ser bien aconsejado y, por ende, no puede gobernar.
-Es mejor ser amado que temido, sino puedes ser ambos.
-Los hombres ofenden antes al que aman que al que temen.
-Un príncipe nunca carece de razones legítimas para romper sus promesas.
-Es defecto común de los hombres no preocuparse por la tempestad durante la bonanza.
-El hombre olvida antes la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.
-Los hombres en general juzgan más por las apariencias que por la realidad. Todos los hombres tienen ojos, pero pocos tienen el don de la penetración.
-La guerra es solo cuando es necesario; las armas son permisibles cuando no hay esperanza excepto en las armas.
-El vulgo se deja seducir siempre por la apariencia y el éxito.
-El príncipe prudente debe preferir rodearse de hombres de buen juicio a los que dará la libertad de decirle la verdad.
-No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de un nuevo orden.
-Un cambio siempre deja el camino abierto para el establecimiento de otros.
-Si quien gobierna no reconoce los males hasta que los tiene encima, no es realmente sabio.
-Los hombres intrínsecamente no confían en nuevas cosas que no han experimentado por si mismos.
-No puede haber grandes dificultades donde abunda la buena voluntad.
-Los hombres deberían ser tratados generosamente o destruidos, porque pueden vengarse de las lesiones leves, de las fuertes no pueden.
-Los hombres que no obran bien siempre andan temiendo que otros les respondan con las acciones que las propias suyas se merecen.
-De los seres humanos en general, se puede decir que son hipócritas y codiciosos.
-El que engaña encontrará siempre quien se deja engañar.
-En todas las cosas humanas, cuando se examinan de cerca, se demuestra que no pueden apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan otros.
-No hay nada más difícil de llevar a cabo, más peligroso de conducir o más incierto en su éxito que llevar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas.
-No hay guerra que evitar; solo puede ser pospuesta en la ventaja de otros.
-La tardanza nos roba a menuda la oportunidad y roba nuestras fuerzas.
-La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos.
-La historia es la ciencia de los hombres, de los hombres en el tiempo.
-Las minorías no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse.
-Guerra justa es aquella que es necesaria.
-Un príncipe que tenga una ciudad fuerte y que no sea odiado por su pueblo no puede ser atacado.
-Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí, el segundo entiende lo que los otros disciernen y el tercero no entiende ni discierne lo que los otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil.
-La sabiduría consiste en saber distinguir la naturaleza del problema y en elegir el mal menor.
-Cuando veáis al servidor pensar más en sus propios intereses que en los vuestros, y que interiormente busca sus propios beneficios en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podréis confiar en él.
-Si una lesión tiene que ser hecha a un hombre, debería ser tan severa que su venganza no necesite ser temida.
-Es un mal ejemplo no observar una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho.
-Las leyes no deben mirar hacia cosa ya pasada, sino proveer para las futuras.
-Los odios de los hombres generalmente nacen del temor o de la envidia.

-El hombre sabio hace a la primera lo que el necio hace a la última.
DERECHOS DE AUTOR:Alberto Rubín Martín


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